Preparándome para el Music-Hall Foto Jesús Alcántara |
Aquella mañana, al llegar a los diarios ensayos en el Music Hall, la noticia de que debíamos hacer esa misma noche un pase para la censura sembró el pánico entre el equipo. A técnicos y artistas se nos agarrotó el corazón. Nuestro empresario, Jordi, intentaba reinstaurar la calma, sobre todo entre los franceses, Jean Marie Riviere, Jean Francoise, Pascal, Ingrid y Didier para los que la tortura de la censura era algo desconocido y absurdo y despotricaban sin parar, en el idioma de Moliere, contra aquello. Los dos últimos se habían subido recientemente al carro del estreno aportando sus especiales números y caracterizaciones, Didier con su parodia de Josephine Baker y la exótica bailarina Ingrid, hermosa y de cabeza rapada, con una alucinante versión de The acid queen, del musical Tommy, en la que pocos centímetros de su cuerpo desnudo eran negados al disfrute del público.
Sólo lo peor se podía
esperar de aquel pase pues, de los muchos cuadros que componían las casi dos
horas de espectáculo, no más de cuatro o cinco se podían mostrar sin peligro ante las
mentes estrechas y calenturientas de esos señores. Pero, como no queríamos ni
contemplar la posibilidad de que tanto trabajo, tanto talento y tanto dinero
invertido se fuese al garete, nos sumergimos todos en la febril tarea de aportar
ideas y tratar de encontrar soluciones.
Por suerte, antes que llegara el terrible pase de censura, habíamos logrado recomponer el show, dejándolo en menos de una hora a base de eliminar algunos de los números. La original presentación a lo Cabaret (la película) que hacíamos Miki Gener y yo se mantuvo. Mis números de Charles Chaplin, de David Bowie y de Carmen Miranda no fueron tocados. Incluso el de Marlene Dietrich, indispensable en el show, se pudo salvar. Las chicas que salían mostrando los senos fueron vestidas con mallas color carne que Jordi mandó comprar y el número desnudo de Ingrid se suprimió. Más difícil fue como arreglar el asunto del travestismo masculino.
Por ejemplo, ¿cómo disimular el impactante momento en el que todos, chicos y chicas aparecíamos en escena
vestidos de Marlene en la famosa canción Lola-Lola de la película El ángel azul? La impresionante imagen de 22 Marlenes, entre ellas 10
travestidas, una gorda, Emilio, y una enana, Espinosa, bajando por las
escaleras mecánicas o surgiendo en el escenario de entre la neblina, era
fundamental y el sello del espectáculo. Pues hubimos de solucionarlo chapuceramente utilizando tan solo a las
chicas del ballet y la auténtica Marlene, es decir yo, cantando bajo
el cañón en primer plano. Como imaginareis, una chapuza que empobrecía el número.
En el "opening" Foto JesusÄlcánta |
Portada de un folleto promocional |
Por suerte, antes que llegara el terrible pase de censura, habíamos logrado recomponer el show, dejándolo en menos de una hora a base de eliminar algunos de los números. La original presentación a lo Cabaret (la película) que hacíamos Miki Gener y yo se mantuvo. Mis números de Charles Chaplin, de David Bowie y de Carmen Miranda no fueron tocados. Incluso el de Marlene Dietrich, indispensable en el show, se pudo salvar. Las chicas que salían mostrando los senos fueron vestidas con mallas color carne que Jordi mandó comprar y el número desnudo de Ingrid se suprimió. Más difícil fue como arreglar el asunto del travestismo masculino.
El número de Marlene en El ángel azul Foto Jesús Alcántara |
Cuando llegó la noche, frente
a tres censores de largas caras y plegados entrecejos, hicimos una función de
la que, en otras condiciones, nos habríamos sentido avergonzados.
Pero el mal rato pasó y, para nuestra sorpresa, obtuvimos el permiso de
estreno. (Tiempo después supe que uno de aquellos individuos pudo muy bien haber
sido Francisco Alcántara, un tío de mi marido Jesús, al que yo no
conocía en persona. La censura de espectáculos era uno de los menesteres a los que se
dedicaba el hombre. Cosas de la vida).
El estreno fue algo apoteósico. Madrid nunca había visto algo tan lujoso, original y atrevido. Las reservas para obtener una mesa eran de semanas y el local se llenaba de todo tipo de público, pero sobre todo de la gente de la profesión. Todas las figuras del momento pasaron por El ángel azul y la inmensa mayoría repetía gustosa, disfrutando de cada visita como si fuese la primera. Esa era una de las grandes cualidades del show: había tanto que ver, tan brillantes e impactantes eran los cuadros, tan bien conseguido estaba el contacto con el público que se necesitaban varias revisiones para superar el embrujo y poder captar cada detalle.
El estreno fue algo apoteósico. Madrid nunca había visto algo tan lujoso, original y atrevido. Las reservas para obtener una mesa eran de semanas y el local se llenaba de todo tipo de público, pero sobre todo de la gente de la profesión. Todas las figuras del momento pasaron por El ángel azul y la inmensa mayoría repetía gustosa, disfrutando de cada visita como si fuese la primera. Esa era una de las grandes cualidades del show: había tanto que ver, tan brillantes e impactantes eran los cuadros, tan bien conseguido estaba el contacto con el público que se necesitaban varias revisiones para superar el embrujo y poder captar cada detalle.
Una noche, ya en pleno éxito
del espectáculo, uno de los maitre me
dijo que “un joven muy educado” quería verme tras la función. Y allí estaba él,
Miguel Bosé, con un sobre blanco en las
manos y una encantadora sonrisa iluminando aún más su rostro. (Ver Instantánea
78). Grande fue mi alegría al volver a verle pero mucho más me emocionó el
entrañable regalo que, dentro de ese sobre, había para mí; la maqueta de su
primer disco. Aquel muchacho había iniciado la senda para convertir su gran
sueño en realidad: ser un artista. Esa fue la última vez que le vi
personalmente. Cosas del mundo del espectáculo y sus caminos unas veces
convergentes y otras divergentes.
Muchas noches tras la
representación, Jesús y yo nos reuníamos, en el local ya cerrado, con fieles admiradores, amigos, o
periodistas como José Luis Uribarri, Tico Medina, Jesús María Amilibia, Agustín
Trialasos… ¡Hasta las claras del día!
José María Amilibia, José Luis Uribarri, Agustín Trialasos, Tico Medina |
Otras veces, gracias a mi conocimiento del idioma francés, los
tertulianos éramos Riviere, Jean Pascal, Françoise, Jordi y algunos misteriosos
personajes, también franceses, que pululaban por el local con tanta frecuencia
que aquello hacía que me preguntara quiénes eran y qué función invisible desempeñaban en
el Music-Hall.
Y de estas reuniones fui recopilando información sobre ciertas cosas que
desde el principio me habían intrigado. Por ejemplo supe de la existencia de una organización argelina
llamada OAS, nacida, según sus miembros, de una terrible traición pero
catalogada en todo el mundo como banda terrorista.
Según me fui enterando, el gobierno de izquierdas existente en Francia en 1958 se había declarado proclive a negociar con el FLN (Frente de Liberación Nacional), el cual demandaba que Argelia dejase de ser un estado francés y poder lograr así una total independencia. La posibilidad de que aquello sucediera era rechazada con fuerza por gran parte de los argelinos, colonos galos y pied noires, argot con el que se designaba a los franceses nacidos en África. Así que, unidos decidieron dar un golpe de estado con el fin de tomar el completo control de Argelia. Y fue el triunfo obtenido por esta rebelión lo que provocó que la Cuarta República fuera disuelta y el general De Gaulle resultara proclamado de urgencia presidente de un “gobierno de salvación nacional”. Es decir que, creyendo en la promesa del militar de que bajo su mandato Argelia seguiría siendo francesa, fue el empuje de los golpistas lo que llevó a De Gaulle a la presidencia de Francia.
Años después, viendo que aquel hombre en el que habían confiado no estaba dispuesto a continuar la guerra contra el FLN, convencidos de que estaban a punto de perder todas sus propiedades y hasta su nacionalidad, los golpistas se sintieron traicionados. El tiro de gracia fue el referéndum realizado en Francia que apoyó la autodeterminación argelina. Tras comprender que todas sus luchas habían sido en vano, en 1961 se creó lo que se conoce como la OAS, (Organisatión de L’armee Secrète), convirtiéndose al momento en una formación terrorista tan activa y mortífera que incluso realizó un atentado fallido contra De Gaulle. La reacción del gobierno francés fue formar un grupo especial de inteligencia, cuyo objetivo era capturar y, en muchos casos ejecutar “in situ”, a los principales dirigentes de aquella organización.
Como ya habréis adivinado, mi gran descubrimiento fue que el Top Less Music-Hall, así como otros
muchos negocios, principalmente cabarets de Madrid, estaban en manos de
antiguos dirigentes de la OAS. Por supuesto, bajo el amparo del
gobierno de Franco el cual, con objeto de proteger sus intereses en el norte
de África, les había apoyado desde el principio.
Comencé entonces a entender de dónde provenía la inmensidad de dinero
que costó la realización del proyecto, la celeridad con se habían conseguido
permisos de obras y apertura, el sorprendente resultado de nuestro desastroso
pase de censura, el ningún entusiasmo con que Jordi y sus amigos habían
recibido la muerte de Franco…
Número de Carmen Miranda Foto Jesús Alcántara |
Recordé y comprendí el noctambulismo de mi empresario durante aquel
viaje a París, previo a la preparación del espectáculo, y del que hablo en mi
capítulo anterior. (Ver Instantánea 78). Esa actitud de jamás salir de día que
yo había catalogado, por supuesto en broma, como vampirismo obedecía a que su cabeza tenía un
precio. Su presencia debía ser indetectable para las fuerzas policíacas.
Viajando con pasaporte falso, su estancia en la ciudad sólo podía ser conocida
por esos fieles partidarios de la mítica
OAS.
Foto J.M. Castellví |
No sé si esperaréis de mí alguna reacción heroica de rechazo, pero confieso que tras las desilusiones, engaños e injusticias a los que la política me había sometido en Cuba, tras las historias que mi padre me había contado sobre los crímenes cometidos, hermanos contra hermanos, durante la guerra civil española mi valoración del bien y del mal estaba bastante deteriorada. Ya no me era tan fácil como en la adolescencia distinguir a los buenos de los “malos de la película”. Así que, sin hacer juicio de valores, acepté, como un regalo del cielo, aquel estupendo trabajo.
Gracias a él Madrid me reconocía como a una artista importante.
En los periódicos y revistas, mi imagen y mi nombre eran publicados continuamente. Me catalogaban de descubrimiento, de estrella, de fiel remedo de
Marlene Dietrich, de alma del music-hall…
Grand Finale Fotos Jesús Alcántara |
Durante más de un año gocé de la tranquilidad de tener un trabajo fijo y satisfactorio. Hasta que una noche, el director de cine Alfonso Ungría, se presentó en el local poniendo ante mi boca una tarta de los más exquisitos y exóticos frutos, servida nada más y nada menos que por mi admirado actor Fernando Fernán Gómez. ¿Quién podría resistirse a tamaña tentación?
Necrológica:
Ha muerto una sirena y el mar está de luto. Aunque se vaya a los 91 años mientras dormía en su casa de Beverly Hills. Aunque deje por siempre en nuestra memoria su maravillosa figura, su sonrisa. Aunque consiguiese que muchos tímidos o asustados detractores llegaran a amar el agua. Aquella a la que, en mi época, las jovencitas intentábamos imitar en las piscinas del hotel Hilton o del Riviera, allá en La Habana. Esther Williams me cautivó desde su primera película Escuela de Sirenas hasta que, a los 40 años, decidiera abandonar el séptimo arte antes de que él la abandonase. Que en paz descanse esa bella e inteligente sirena. O mejor dicho, que regrese a ese fondo del oceano del que sin duda surgió, y bajo la tutela de Neptuno reinicie su existencia entre peces, corales y algas. Su verdadero mundo. Por toda la eternidad.
La Farr ha sido sin dudas una gran vedette con muchas neuronas dentro de su cabeza ...canta, actua, baila,...y escribe...Un orgullo para los cubanos, por lo que nos toca.
ResponderEliminarNada, que con esta diva no se puede! Desde Carmen Miranda hasta Marlene, que versatilidad!!!! Lo compartí en Facebook, porque realmente este es uno de los capítulos mas sabrosos, que dice mucho de esa época en el cine doblado en España.
ResponderEliminarTremendísima entrada, por las revelaciones, por las fotografías y como siempre, por esa manera tan diáfana de contar que tienes. Me sigo maravillando con todas las congruencias y peripecias de tu vida. Tengo pena no haber visto este espectáculo. No será que alguien lo habrá filmado?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEn el franquismo no hubo crímenes. Hubo ejecuciones legales con juicios justos.
ResponderEliminarY un criminal que mata curas, monjas, frailes y católicos en general no es un "hermano" mío, a menos que se arrepienta.
Miki Gener es Miguel Ángel Jenner, actor que, al igual que Salvador Vives, se asentó luego en Barcelona. Es padre de la actriz Michelle Jenner
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