Edith Piaf Maurice Chevalier Dorothy Lamour
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En aquellos tiempos la vida nocturna de La Habana era una de las más brillantes del mundo. Sería ímprobo intentar mencionar todas las boites y cabarets que, a pleno rendimiento, funcionaban en la ciudad. Grandes salas como “El Montmatre”, que recibía a estrellas internacionales de la talla de Maurice Chevalier, Dorothy Lamour, María Félix, o Edith Piaf y “El Sans Souci”, escenario, muchos años atrás, en los “locos años 30,” del flechazo de Dora y Arsenio, mis padres, (ver Instantánea 5).
Liberace Marlene Dietrich
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En el actuaron Tony Martin, Marlene Dietrich y Liberace entre otras grandes figuras. También estaba el “Tropicana” en el cual, sin en esos momentos imaginarlo ni en mis más locos sueños, yo actuaría en 1963. Pero ya me extenderé en ese tema.
Además existían innumerables cabarets de segunda categoría como el “Sierra”, el “Chori”, el “Panchín”, donde Tula Montenegro, una vedette que tenía la extraordinaria facultad de mover con independencia cada una de sus nalgas y de sus senos, o Musmé, transformista que utilizaba su propia voz para los personajes que imitaba, triunfaban cada noche. O el “Alí Bar”, lugar que Benny Moré elevó a la notoriedad. Cada uno de ellos con sus fieles adictos y sus visitantes eventuales.
También abundaban aquellas entrañables boites de las que hacían sus santuarios cancioneros y cancioneras cubanas. El “Karachi”, con Doris de la Torre y su guitarra, “La Red”, con La Lupe y su “¡ay, gigi, gigi”, “Sheherezade”, con la reina del filling, Elena Bourque, “El Club 21” del Hotel Saint John, donde Ela Calvo, o Ela O´Farril llenaban de ilusión y sensualidad las noches habaneras, “El gato Tuerto” con la polifonía de El Cuarteto las D´Aida y, un poco más adelante, del cuarteto de Meme Solís, del que formaba parte mi gran amigo Bobby Jiménez, "Imágenes", con Frank Domínguez o el famoso y concurrido "Dirty Dick", lugar escogido por los gays más noctámbulos de la ciudad para cerrar sus madrugadas. Triunfaban cantantes como Moraima Secada, la enorme de cuerpo, voz y alma Freddy, Marta Estrada y su “vientooo…”, Olga Guillot, Celia Cruz y muchos más.
Son famosos los cuartetos cubanos de todos los tiempos, pero, anticipándome unos años, el espectacular brote de estos grupos tuvo lugar en la década de los 60. Por ejemplo, Los Brito, cuarteto creado por mis entrañables Julio y Alfredo Brito Jr. cuya amistad se tejió en las clases de armonía y composición que compartíamos. En fin, que la desbordante musicalidad innata en los cubanos llenaba de maravillosas canciones la interminable vida nocturna de La Habana. Una ciudad, en esos tiempos, fuente de exuberancias, goce de nacionales y asombro de turistas.
Academia Mrs. Carrier 1957 |
Pero cosas inquietantes habían comenzado a pasar en Cuba.
Un año atrás, en marzo de 1957, la mayoría de los cubanos vivió, sin sospecharlo, el síntoma inicial de lo que se convertiría en una enfermedad devastadora; el Directorio Revolucionario, al mando del cual estaba José Antonio Echeverría, decidió atacar el Palacio Presidencial con el propósito de matar a nuestro presidente, el golpista Fulgencio Batista. Simultáneamente se tomó la emisora de Radio Reloj para comunicar al pueblo el supuesto éxito de la revuelta. El intento de asalto al Palacio fue un acto fallido. Fulgencio Batista resultó ileso y Echeverría resultó muerto por la policía ese mismo día. Para gran parte de la ciudadanía, ignorante hasta de que, en diciembre del 56, casi un año atrás, el yate Granma había llegado a las costas orientales de la isla con 82 guerrilleros a bordo, aquella intentona fue la primera noticia de que algo se estaba cociendo en Cuba.
Y ¿qué sucedía en el resto del mundo?
En España y en el mes de junio, la Seat ponía en venta aquel Seat 600 que fue la ilusión de los españolitos de clase media durante años.
En Septiembre, los primeros estudiantes negros pudieron entrar en la Escuela Secundaria Central de Little Rock, Arkansas, tras enormes escándalos y hasta revueltas. Sin embargo, en 1954, la Corte Suprema estadounidense había ya legislado que la segregación racial en los medios educativos era inconstitucional. Y mientras, en Broadway, se estrenaba el musical “West Side Story” que trataba por primera vez el tema racial, aunque con matices latinos.
Laika |
En octubre la URSS ganaba a EEUU la carrera espacial, lanzando por primera vez un satélite, el Sputnik 1, y en noviembre la perrita Laika, a bordo del Sputnik 2, se convertía en el primer ser vivo de sangre caliente que viajaba al espacio y en la primera víctima de esta contienda.
El mes de enero de 1958 fue luctuoso. Gabriela Mistral, la chilena premio Nobel de Literatura del 45, moría en N.Y, Humphrey Bogart fallecía de cáncer de garganta en Hollywood y en Parma, Italia, el considerado por muchos mejor director de orquesta de la época, Arturo Toscanini nos abandonaba.
También en enero, el día 31, los Estados Unidos lanzaban, desde Cabo Cañaveral, su primer satélite artificial.
El mes de enero de 1958 fue luctuoso. Gabriela Mistral, la chilena premio Nobel de Literatura del 45, moría en N.Y, Humphrey Bogart fallecía de cáncer de garganta en Hollywood y en Parma, Italia, el considerado por muchos mejor director de orquesta de la época, Arturo Toscanini nos abandonaba.
También en enero, el día 31, los Estados Unidos lanzaban, desde Cabo Cañaveral, su primer satélite artificial.
Pero volviendo a Cuba, la cuestión es que, en medio de la vorágine artística de 1958, aquella efervescente vida nocturna que yo, por mi corta edad nunca pude disfrutar, mi alma se decantaba cada vez más por el sacrificado, exigente y desagradecido arte del ballet, a pesar de los lógicos consejos de Las Pfarry Sisters, expertas en la materia, de las agujetas y las ampollas en los pies. Mi sueño obsesivo era que aquellas clases con Fernando Alonso me convirtieran algún día en el émulo de Alicia Alonso. Pero la vida tenía previsto para mí algo bien distinto.
Próximo capítulo. Laika, Kitty, Nana, Laura y demás animales (cuadrúpedos) de mi vida en Cuba.
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