sábado, 5 de mayo de 2012

Instantánea 27 - La Odisea.



Desde niña mi vida ha sido como una montaña rusa. Subidas espectaculares y bajadas que dejan sin resuello. Como si los astros estuvieran empeñados en prepararme encerronas con el fin de comprobar mi resistencia. Como si solo a través de superar situaciones límites pudiera demostrar mi derecho a vivir.
La enorme felicidad de descubrir el amor, esos momentos de éxtasis en los escenarios y el inigualable regalo de poder compartirlos con la persona amada iban a tener un alto precio.

Aquellos últimos meses de 1959 y los primeros de 1960 habían sido plenos y maravillosos. La prensa se ocupaba de mí con frecuencia, procurándome la popularidad tan necesaria para los artistas.


Mi afición al teatro había casi equiparado mi devoción por el perdido ballet. A medida que mi amor y mi experiencia teatral se iban desarrollando, mi corazón se hacía más grande y, junto con él, mi capacidad para apreciar la belleza. Amaba los atardeceres en esa isla  de ensueño, amaba la cálida lluvia tropical, la bipolaridad del mar que bañaba sus costas, los poetas que iba descubriendo… Amaba a Bécquer, (“por una mirada un mundo, por una sonrisa, un cielo; por un beso…¡yo no sé qué te diera por un beso!”),  a José Ángel Buesa, (“...y así son dos orillas tu corazón y el mío, pues, aunque las separe la corriente de un río, por debajo del río se unen secretamente”) a Dulce María Loynaz (“amor es apretarse a la cruz y clavarse a la cruz y morir y resucitar…”)  Amaba aquel amor que me drogaba, que zarandeaba mis 19 años entre el dolor de saber que él, siendo un hombre casado,  nunca sería totalmente mío y el agradecimiento por las horas  que compartíamos.

La pícara cigüeña




(La foto que incluyo pertenece a la que sería mi última representación teatral durante años: La Pícara cigüeña, en la sala El Sótano, con Paco Alfonso, María Ofelia Díaz y Julián Betancourt, en octubre de 1960.)




Desde  el comienzo del “fidelismo”, en la cocina del gobierno se estaban guisando platos altamente ponzoñosos.  Después de que Regino Botti, ministro encargado del Consejo Nacional de Economía, presentara un proyecto de ley que se denominaba Junta Central de Planificación, el totalitarismo se fue, poco a poco, implantando en Cuba.


Momumento a  La Coubre en La Habana.
Realizado con restos del barco

Por desgracia,  el 4 de Marzo del 60, una catástrofe conmovió  la isla; el vapor francés  La Coubre, cargado de armas y municiones belgas, explotaba en el puerto de La Habana, dejando un saldo aproximado de 100 muertos y 200 heridos. Este oscuro suceso, nunca  aclarado del todo, sirvió de estupenda excusa para que el gobierno revolucionario acusara a la CIA de perpetrar un atentado contra Cuba, alimentando así el sentimiento nacionalista y antiamericano del pueblo. Y al día siguiente Fidel pronunció su famoso discurso con la consigna “Patria o Muerte”. Inmediatamente Cuba y la URSS firmaban un tratado comercial y poco después empresas privadas americanas eran confiscadas, por ejemplo la United Fruit Company  y la Texaco. También lo era la Shell, compañía holandesa. Como reacción Eisenhower, presidente en esos momentos de EE.UU., suspendía la compra, que durante años hacía a Cuba, de su producción azucarera íntegra. Toda una increíble vorágine de acontecimientos. Un año después Fidel proclamaba públicamente, sin ningún recato y ante las cámaras, que sus primeras declaraciones de total independencia nacional habían sido falsas. La isla pues, desde ese momento, era declarada comunista y prosoviética y las empresas privadas de cubanos comenzaron a ser también confiscadas. Aquel mismo verano algunos revolucionarios antibatistianos, excombatientes de las guerrillas pero anticomunistas, sintiéndose engañados se separaban del sistema.


¿Que cómo vivía el pueblo estos avatares? Aquellos que se nos comunicaban eran de tal forma manipulados que parecían actos de justicia revolucionaria. Para cuando llegó la declaración de comunismo nos habían pintado a EE.UU. y su gobierno como entidades tan maquiavélicas que a la mayoría de la población aquellos le parecieron  actos de justa venganza. Ya sabéis eso de “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Creo que muchos cubanos se tomaron aquellas veleidades como un juego.  Los que no lo hicieron fueron los  precursores del sangrante  éxodo cubano que llega hasta nuestros días.

Volviendo atrás en las efemérides, en julio del 60 la revista Bohemia empezaba a publicar noticias sobre nuevos grupos de alzados en las zonas montañosas, atentados dinamiteros en las ciudades y la quema de cañaverales como forma de sabotaje. Por supuesto, aquellos actos, que realizados por ellos habían sido "heroicos", ahora eran “traiciones de vende patrias”.
En La Habana se comenzaron a formar grupos anticastristas como el MRR (Movimiento de Recuperación Revolucionaria), el MRD, (Movimiento de Recuperación Democrática), el MDC, (Movimiento Demócrata Cristiano) y varios más cuyas siglas no recuerdo. Demasiados en mi opinión y totalmente  inconexos para ser efectivos. La ciudad comenzó a verse plagada de pegatinas reivindicativas y algún que otro "petardazo" rompía el silencio de las madrugadas habaneras.

El 28 de Septiembre de 1960 se instituían en La Habana los temidos Comités de Defensa de la Revolución con el propósito, palabras textuales, de “desempeñar tareas de vigilancia colectiva frente a la injerencia extranjera y los intentos de desestabilización del sistema político cubano”. Pero este tema, por su aterradora trascendencia,  merece un capítulo aparte. Y ¿ qué sucedía en el resto del mundo? ¿Pero es que acaso existía un resto del mundo?
La cuestión es que, el nefasto 30 de noviembre de 1960, comenzó para mí la mayor odisea que me haya tocado vivir.

Acabábamos de empezar los ensayos de La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde, y aquella tarde Homero no apareció. Como eso era algo totalmente irregular, la inquietud hizo presa en mí. Esa misma mañana nos habíamos visto en CMQ y, como siempre, a mediodía me había llevado a casa en su Mercury. Pero a las cuatro no había acudido al ensayo. 

Estaba desesperada. La imposibilidad de contactar con su familia me dejaba sin noticias sobre lo que yo estaba segura había sido un accidente de coche. Ninguna otra causa justificaba, para mí, su ausencia. Al día siguiente, sin tener a quién recurrir me dirigí a Radiocentro, esperando que alguno de nuestros mutuos amigos supiera de él. Y entonces fue cuando los cielos comenzaron a desplomarse sobre mi cabeza. La noticia de que había sido detenido por el G2 era pública y notoria. Los amigos o compañeros a los que intentaba acercarme me esquivaban con tanta obviedad que mi desconcierto fue casi tan grande como mi dolor.
Enrique Santiesteban.



Nunca olvidaré la descompuesta cara de Enrique Santiesteban cuando, ante mi intento de contacto, pasó de lago por mi lado musitando entre dientes “por favor, Yolanda, no me comprometas”. Regresé a casa, sintiéndome una apestada. Como es natural la noticia conmocionó a mi familia. “Yolincita, eso es un error, ya verás cómo mañana está de nuevo en la calle”. Pero al día siguiente todo continuaba igual. Pese a la actitud de los compañeros, acudí de nuevo a CMQ, esperando estúpidamente que todo hubiese sido un mal sueño, pero los ojos seguían eludiéndome y la tensión que provocaba mi presencia se podía cortar con un cuchillo.

Subí aquellas escaleras que llevaban a los estudios de grabación como un zombi, siguiendo el rastro aún fresco de su olor, buscando a Ofelita, a Guillermo, a alguno de los muchos que tan solo hacía 48 horas habían sido nuestros amigos, pero aquel salón estaba extrañamente vacío. De pronto oí la voz de un compañero llamándome, sentí un brazo asiendo el mío y fue tal mi sensación de agradecimiento que me deje llevar por aquel contacto humano mientras las lágrimas brotaban de mis ojos como en una catarsis.
Edwin Fernández

Al fin iba a poder compartir mi angustia con alguien. “Yolanda, tienes que hacer una declaración pública de repudio. Di que no sabías nada de las actividades contrarrevolucionarias de Homero y táchale de traidor. Sabemos que no estás involucrada pero reniega públicamente de él o te vas a ver envuelta en serios problemas”.  Era Edwin Fernández, ataviado con su uniforme verde olivo de miliciano. Fue tal mi indignación ante esa propuesta que de un empujón estampé su insignificante figura contra la pared. Y salí de CMQ con la sensación de que sus palabras habían lapidado mi corazón.

El día siguiente era fecha de cobro, así que, haciendo de tripas corazón, me dispuse a enfrentarme de nuevo a aquella inusitada actitud de rechazo. Mi única intención era   cobrar mis trabajos realizados y volver a refugiarme en mi madriguera como el conejito asustado que era. No sospechaba que lo peor estaba a punto de pasar. Al enfilar las escaleras, Violeta Jiménez,  enfundada en su uniforme militar y apuntándome con una pistola, me obstruía el paso. Con actitud iracunda me dijo, tras dedicarme previamente algunas “lindezas”, que a partir de ese momento mi entrada en CMQ estaba totalmente prohibida por "gusana". Demasiados golpes, uno tras otro, para que esa muchachita de 19 años pudiese reaccionar. Así que me fui y durante meses estuve ida, incapaz de asimilar lo que me estaba pasando, la pérdida de Homero, la desilusionante reacción de los supuestos amigos y para colofón, ese veto que  corrió como la pólvora por los medios artísticos de La Habana, cerrándome todas esas puertas que, hacía tan solo tres días, se me abrían llenas de promesas.



Yolanda Farr había sido juzgada sin procedimiento judicial, declarada culpable de amar  y condenada al ostracismo.





 Las circulares de Isla de Pinos.
 


7 comentarios:

  1. Yolanda disfruto en gran manera de Sus extraordinarias vivencias.Gracias Por compartirlas. Mis mejores deseos para su vida.Alina Galliano

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    1. Gracias a tí, Alina, por tus buenos deseos. Me satisface sobremanera que disfrutes con mis escritos. Yo estoy encontrando un placer inusitado en plasmar mi vida en ellos. Y cuando alguien me dice que le gustan, el placer se centuplica. Un abrazo
      Yolanda

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  2. VENGA QUERIDA YOLANDA..SIGA DELEITANDONOS,PUES EN SU NARRATIVA, YO COMIENZO A GUARDAR MEMORIAS DE UN LUGAR QUE APENAS RECUERDO SINO ES POR LA GAMA DE VERDES Y AZULES QUE CONTRA TODA AUSENCIA SABEN ASALTARME LAS PUPILAS ,JUNTO A LA MEMORIA DE VOCES AMADAS QUE YA NO ESTÁN SOBRE EL PLANETA ,COMO MI ADORADA ABUELA NENA Y MI NO MENOS ADORADO PADRE ...PARA SU SER LO MEJOR DE MI ENERGÍA Y EL AGRADECIMIENTO POR ESTOS AMPLIOS BALCONES DE SUS MEMORIAS A LOS QUE NOS CONVIDA Y EL OLOR A GALANES DE NOCHE QUE ME DEJAN AL VISITARLOS...
    EL ABRAZO ES PARA SU PERSONA ALTO, LARGO , SONORO Y SOSTENIDO.
    AG

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  3. Amiga, gracias por suprecioso "poema". Curiosamente habla usted del "balcón de las memorias". En un próximo capítulo a editar yo describo la importancia que el balcón de mi casa tuvo a lo largo de mi vida. Esa coincidencia me ha impactado. Lamento que no nos conozcamos personalmente. Un abrazo
    Yolanda

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  4. AH YOLANDA EL CONOCIMIENTO ES ALGO QUE SABE ATRAVESAR LOS TIEMPOS LINEALES ...NO SIEMPRE SU PERSONA SE LLAMÓ YOLANDA COMO SÉ YO QUE LA MÍA NO SIEMPRE SE LLAMÓ ALINA .. ME IMAGINO QUE HABRÉ DE VOLVER A CONOCERLE EN ESTE TIEMPO DE SIGLO 21 DONDE NADA ES CASUAL COMO PARECE ...ESPERO POR SUS BALCONES Y POR LA MEMORIA QUE TAN GENEROSAMENTE ME OTORGA DESDE SUS RECUERDOS .. EL VERDADERO POEMA SE LO ADJUNTO .. ES DEL LIBRO QUE AHORA ESTOY ESCRIBIENDO .. LOS DÍAS QUE AHORA TENGO.
    92
    Huele la casa a yerba buena y huele a reidora y compartida lluvia
    entre mi ojo y los tejados adyacentes,
    sube el aroma como una enredadera llenando mis oídos
    con palabras tan líquidas que puedo contenerlas
    en el azul de mi vaso predilecto.
    Comprendo que hay un instante donde puedo nombrar
    las cosas y las gentes como si fuesen mías,
    yo, que sé que no hay nada ni nadie en esta tierra
    que pueda ser de pertenencia alguna,
    yo que sé que las marcas del querer
    son tan libres como el viento o las bocas,
    cuando uno lanza el amoroso tacto
    para que de la vuelta a este planeta
    y regrese de nuevo a colgarse a mi labio, a mi latido arrítmico
    reconociendo el secreto color de una amapola, una naranja, un pino,
    matices que me permiten rescatar otras memorias al cuerpo.
    Sé que las aguas siempre buscan el centro de mi corazón
    y saben despertarme la cintura
    como una marea detrás de las imágenes.
    Yo que vivo en propósito de vida
    pues soy lo que sostiene el espejo y el canto,
    el temblor en el pecho de los pájaros, cuando las corrientes de aire,
    los llenan de horizontes y de fraguas, borrándole al espacio
    la marca donde existen los horarios en línea,
    porque mi presente sabe existir más allá de todo itinerario.
    Mis perfiles se observan y reconocen:
    observados, mirados, retenidos,
    amados a distancias y cercanías,
    esquemas en los ojos de los otros
    escribiendo retratos de mensajes
    donde puedan encontrarme de un modo repentino.
    ALINA GALLIANO@
    DEL LIBRO... LOS DÍAS QUE AHORA TENGO.
    TRABAJO EN PROCESO.

    JUNTO AL POEMA LE DEJO EL ABRAZO Y MIS MEJORES DESEOS PARA SU VIDA.

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  5. Alina, hermoso poema el de su libro en proceso "Los dias que ahora tengo". Gracias por el envio. Creo que esto puede ser "el comienzo de una bella amistad". Por cierto, me he metido en Facebook, por si le interesa que estemos en contacto por ese medio. Un fuerte abrazo
    Yolanda

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  6. GRACIAS YOLANDA POR SUS PALABRAS... INVITACIÓN A SU AMISTAD ACEPTADA Y APRECIADA...HE IDO A SU FACEBOOK Y DESDE ALLÍ LE HE PUESTO TAMBIÉN MENSAJE ...COMO MI PADRE SOLÍA DECIR LAS AMISTADES SE CULTIVAN DESDE LO MEJOR DE NOSOTROS ,ASÍ HE DE CULTIVAR SU AMISTAD... COMO SIEMPRE MIS DESDEOS DE LO MEJOR PARA SU VIDA .. MI E MAIL ES TAMBIÉN alina.galliano@yahoo.com y puede visitar mi enlace en www.gallianopoetry.com ...
    EL ABRAZO ES ALTO,LARGO ,SONORO Y SOSTENIDO
    AG

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