sábado, 10 de marzo de 2012

Instantánea 19 - Alemania tras la guerra


La cuestión era que, mientras mi abuela Jenny y el Papa Pio XII mantenían “largas ” conferencias telepáticas, según ella afirmaba, en  países que habían estado ocupados   por los nazis  iban saliendo a la luz hechos escalofriantes. Cuando entraron los Aliados en Alemania y se fueron descubriendo los campos de concentración y las inimaginables atrocidades en ellos cometidas el mundo se estremeció.

Hornos crematorios en Dachau
Dachau, situado en Babiera, al norte de Berlín, construido en 1933 y ostentando el dudoso honor de haber sido el primero de su clase, al ser liberado por las tropas Aliadas en el 45, mostró al mundo que la capacidad de crueldad del nazismo fue infinita. Este era lo que se podría llamar un campo de concentración elitista pues estaba especializado en acoger a presos religiosos, políticos, intelectuales y miembros de la realeza. (Recordemos que no solo los judíos sufrieron en esa época persecución y muerte.) Allí estuvieron retenidos  miembros  de la familia Real de Babiera, la familia de los Duques de Hohenberg, el príncipe español Francisco José de Borbón-Parma y el príncipe Luis Fernando de Prusia.



Se cuenta algo muy curioso sobre este campo. Supuestamente un tal Malco, alquimista, convenció al temible Heinrich Himmler de la posibilidad de transformar los metales en oro y fue  allí donde se desarrollaron los experimentos, llegando a crear un Equipo Secreto de Alquimia.


También estaba el campo de Auschwitz, el cual en el año 41 hubo de abrir una sucursal por “overbooking”, Birkenau. En su crematorio  podían ser incinerados más de 24.000 cadáveres diarios…Me pregunto si Pio XII comentaría con mi abuela los horrores que allí vivieron, por ejemplo, Maximiliano Kolbe y Benedicta  de la Cruz, Carmelita Descalza, ambos posteriormente canonizados por la iglesia católica,  o el sacerdote Leny, mártir de Dachau y beatificado por Juan Pablo II.

Josef Mengele



Fue  en  Auschwitz donde Josef Menguele, doctor en antropología, se ganaría el sobrenombre de “El ángel de la muerte”. Menguele, herido en batalla con el grado de capitán e inhábil para la acción, fue nombrado “lagerartz”, es decir, médico de campo de concentración, y asignado a Auschwitz. Fueron tantos los crímenes cometidos “en aras de la ciencia” por este diabólico ser que ha pasado a la historia emulando  hasta las más febriles fantasías del Marqués de Sade. Los experimentos que allí se hacían con hombres, mujeres y niños están, sin duda, en el libro Guinness de la crueldad. Valgan estas palabras suyas, según declaración de un superviviente, para mostrar la maldad y el cinismo del personaje: “Cuando un niño  judío nace aquí no sé qué hacer con él. No puedo dejarle en libertad, pues no existen judíos libres y no sería humano separarle de su madre. Así que mando gasear juntos a la madre y a la criatura.” Menguele logró huir y residió en varios países latinoamericanos hasta que, en el año 1979,  se ahogó mientras nadaba en una paradisíaca playa de Brasil y en la más absoluta impunidad. Demasiadas veces la vida no es justa.



Muchos más eran los campos de exterminio por ejemplo Treblinka, Belzec, Sobidor.  Las personas allí  fallecidas por tifus, hambre, gaseadas o fusiladas sumaron cifras tan enormes que se convirtieron en incalculables.

Ante el conocimiento  de lo que en Alemania había estado sucediendo, (he de advertir que en España jamás se publicaron estas noticias), las Pfarry Sisters renegaban  de su patria, desconcertadas sobre todo por la actitud impasible de sus compatriotas frente a tamaños horrores.


Definitivamente esos primeros años en Cuba, del 1950 al 1952, no fueron en absoluto propicios para mi familia y tampoco para una parte del mundo.



Los Rosenberg.
En marzo del 50 se había  producido en USA el sonado  juicio del matrimonio Rosenberg, acusados de espionaje a favor de La Unión Soviética y los cuales, pese a las múltiples y mundiales peticiones de clemencia, fueron ejecutados en 1953.


En junio la invasión de Corea del Sur, llevada a cabo  por Corea del Norte, desencadenó una guerra  que dejó una profunda herida en el pueblo norteamericano.
Eva Perón con Franco,
detrás Carmen Polo de Franco


En el 51 Perón era reelegido  presidente de Argentina. Su esposa, la famosa Eva Duarte de Perón, esa emblemática mujer que removió hasta los cimientos de España en su visita del 1947, fallecería de cáncer dos años más tarde.


En el 52, presidiendo la nación Dwight D. Eisenhower, los EE.UU. probaron la primera  bomba de hidrógeno sobre el atolón de las Islas Marshall. Durante fracciones de segundos, la temperatura alcanzada en la zona cero tras la explosión fue de 15 millones de grados, es decir la  que posee el núcleo del sol.

Chaplin y familia abordo del
Queen Elizabeth

 


En ese mismo año, ya a bordo del trasatlántico Queen Elizabeth e intentando iniciar un viaje de placer, Charles Chaplin y su familia fueron desembarcados y detenidos por orden del Fiscal General de EEUU, acusándolo de pertenecer al partido comunista. Tras infinitas vicisitudes Chaplin decidió abandonar el país y prometió públicamente no volver jamás. Promesa que solo incumplió cuando, en 1971, le fue entregado en Hollywood un Oscar honorífico.


En el 50 se estrenaban dos films, uno japonés y otro norteamericano,  que iban a quedar para la posteridad. “Eva al Desnudo”, bajo la dirección de Joseph L. Mankiewicz, protagonizada por Bette Davis y Anne Baxter. Esta película recibió 6 Oscar, entre ellos el de mejor actor secundario para George Sanders. En el Marilyn Monroe hacía uno de sus primeros papeles destacados. La segunda era  “Rashomon”, premio a la mejor película de habla no inglesa, dirigida por Akira Kurosawa y protagonizada por Toshiro Mifune y Machiko Kyo.

                       Eva al Desnudo                                                Rashomon


En el 51 que exibiría “La Reina de África”, de John Huston, con dos maduros pero geniales Katharine Hepburn y Humphrey Bogart, al que se le entregó un Oscar por su trabajo  y “Un Tranvía Llamado Deseo”, dirigida por Elia Kazan y en el cual sus principales protagonistas, Marlon Brando y Vivien Leigh, realizaban una labor imposible de olvidar. Vivien Leigh fue galardonada con el Oscar.

Cyd Charisse y Gene Kelly
Yolanda Farr y Paco Grimón


Aquel mismo año la industria cinematográfica americana lanzaba al mercado una de las más valiosas joyas del cine musical, “Cantando Bajo la Lluvia”, bajo la batuta de Stanley Donen y protagonizada por Gene Kelly,  Donald O´Connor, Debbie Reynolds y la aparición de Cyd Charisse en un espléndido número musical. Por cierto, ese momento fue uno de los homenajes que  hice al cine en mi espectáculo “Imágenes”, una vez en España y durante el año 1984. De ese show daré detalles bastante más adelante.


Fulgencio Batista.

En Cuba, en 1952, Fulgencio Batista, que ya había sido elegido presidente en 1940, era  de nuevo candidato. A escasos cuatro meses de las elecciones, sabiendo que ocupaba el tercer lugar en las encuestas, dio un golpe de estado, usurpando la presidencia al legítimamente elegido Carlos Prío Socarras. Se dice que la corrupción política campaba por sus respetos durante el mandato de Prío pero para mí y mi familia, recién liberados de la dictadura de Francisco Franco y de los horrores de la guerra y de la posguerra,  en esos momentos Cuba era un dechado de paz, prosperidad y alegría. Bastante teníamos con nuestra angustiosa situación laboral y económica para ocuparnos de los intríngulis de la política.


Las Pfarry Sisters



Poco después de nuestra llegada a la isla las Pfarry Sisters intentaron reverdecer sus laureles. Se tomaron unas fotos con Narcy,  se hicieron algo de vestuario y se lanzaron a la búsqueda de aquellos amigos empresarios que en tanta estima les habían tenido años atrás. Búsqueda inútil. Los que no habían muerto o dejado la profesión, estaban en “otra onda”. Cuba había cambiado. El mundo había cambiado. Los gustos del público habían cambiado y aquellas exquisitas danzas de salón que fueron el gran  triunfo de las mellizas ya no interesaban.  Consiguieron algunas actuaciones en el teatro Payret, pocas pero las suficientes para comprobar que su momento había pasado. Mi padre, por su parte, tan solo  lograba eventuales trabajos de contabilidad en pequeñas empresas.


Mi imagen  en 1952


Y la niña seguía creciendo y el vasto plan de estudios que la familia tenía planeado para ella costaba un dinero que consideraban una  ineludible inversión para el futuro. Así que, haciendo con el orgullo  tragables pelotitas de gofio, (las cuales a veces se les atascaban dolorosamente en la glotis), fue necesario solicitar la ayuda del matrimonio Orozco-Yeck, mis “abuelos”, los pudientes dueños del  Shanghai. Como miserable resultado mi padre se  convirtió en taquillero del teatro. Pero meses más tarde, gracias a su  disposición para los números, lo elevaron a  gerente. Todo esto con sueldos de miseria, el desagrado de las alemanas y la frustración del gallego.  Pero gracias a estos sacrificios  pude iniciar mis estudios en la academia bilingüe Cima y tomar, en el conservatorio Falcón, esas clases de música que tan útiles me serían en una negra etapa de mi vida.


Próximo Capítulo. Cuba en la década de los 50. (Primera parte).















1 comentario:

  1. Madame Jo, he respondido a su mensaje en el capítulo anterior. Un abrazo
    Yolanda

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