Retrato de Jesús Alcántara |
En general no
empezaba bien ese 1987. Y no es que el año pasado
hubiese sido un dechado de paz y ventura mundial, es solo que mi absoluta
entrega al espectáculo del Music-Hall
Lola había absorbido todo mi tiempo, minimizando a mis ojos sucesos
luctuosos ocurridos a lo ancho y largo de nuestro planeta.
La tripulación del Challenger. Elison Onizuca, Mike Smith Judy Resnik, Richard Scobee, Ron MacNair , Christa MacAuliffe y Gregory Jarvis |
En enero del 86 el
transbordador espacial Challenger había
estallado a los 73 segundos del despegue ocasionando la muerte de sus siete tripulantes.
Este accidente hizo que la Nasa suspendiera sus vuelos
espaciales hasta 1988.
En febrero, en
Estocolmo, Suecia, era asesinado el ex primer ministro Olof Palme. Mientras
paseaba en compañía de su esposa un desconocido le había disparado por la
espalda. Palme era un político comprometido con la problemática de los países
del Tercer Mundo, así como con la democracia y el desarme. La
autoría de este asesinato aún está en entredicho.
Atentado libio contra la discoteca La Belle |
En abril, en La Belle, discoteca de Berlín Occidental
frecuentada por militares estadounidenses, se producía un atentado libio con
bomba que dejó un saldo de 3 muertos y 230 heridos. Como represalia Ronald
Reagan envió aviones a bombardear Trípoli y Bengasi, provocando la muerte de 39
civiles libios.
En la madrugada del
26 de abril, debido a consecutivos
errores humanos, en la central nuclear de Chernobyl, URSS, se producía una gran
explosión. Segundos más parte una segunda deflagración hacía volar por los aires la losa del
reactor. Se estima que la cantidad de radiactividad liberada fue 200 veces superior
a la de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. 31 personas murieron durante
el accidente, víctimas fulminantes de las altas dosis de radiactividad.
Alrededor de 600.000 trabajadores especializados, voluntarios, encargados de
control y limpieza que trabajaron en las largas labores de desescombro
fallecieron con posterioridad. Se estima que 270.000 habitantes de las áreas
contaminadas rehusaron abandonar sus tierras, pagando un alto precio en salud.
Los casos de cáncer se multiplicaron y las muertes se prolongaron durante años.
Este terrible hecho alertó al mundo sobre el devastador rostro de la
radiactividad.
En julio y en España,
la banda terrorista Eta cometía otro de sus sangrientos actos en la Plaza de la
República Dominicana, dejando un saldo de 12 víctimas mortales. Una
furgoneta-bomba estallaba al paso de un convoy de vehículos de la Guardia
Civil.
Y como ya he
mencionado en varias ocasiones esas siglas asesinas, creo que es el momento de
hacer, sobre todo para aquellos que me leéis desde países lejanos, una pequeña
reseña del como, el cuándo y el porqué surgió en España esa banda que, a lo
largo de casi cincuenta años, ha llenado
al país de sangrantes heridas.
Todo comenzó cuando,
en 1952, unos universitarios que consideraban obsoleto el nacionalismo del PNV (Partido
Nacionalista Vasco), se reunían en Bilbao, capital de la provincia de Vizcaya. Este partido, temeroso del riesgo que
suponía la creación descontrolada de un grupo al margen de sus doctrina, lo integró en sus
filas. Pero el espíritu beligerante de aquellos jóvenes causaba tales tensiones
dentro de un organismo separatista pero de fondo democrático que en 1959 llegó
la escisión. Así nació Euskadi ta Askatasuna es decir, ETA. Por supuesto
durante la dictadura franquista todo esto sucedía dentro de la más absoluta clandestinidad.
En 1964 ETA se
planteó el empleo de la lucha armada, arguyendo que solo por la fuerza podía
Euskadi conseguir la “libertad”, y se creó un frente
militar. Esto llevó a nuevas escisiones, esta vez en su propio seno, que no
lograron debilitar el espíritu exterminador de la facción más violenta del grupo.
A consecuencia de la
férrea vigilancia ejercida por un gobierno franquista que estaba aún en su apogeo no fue hasta 1968 que Eta pudo realizar sus
dos primeros asesinatos. Pero en 1973,
tras el espectacular atentado contra el presidente del gobierno Carrero Blanco, la banda alcanzó gran popularidad. Habiendo sido aquella una acción política y antifranquista, una parte del pueblo comenzó a
catalogarles como héroes, idea que en la inmensa mayoría de los españoles por
fortuna no germinó.
El atentado de ETA en Madrid con la cafetería Rolando |
Tan solo un año después, en el 74, en la cafetería Rolando
de Madrid ocurrió el primer atentado indiscriminado de ETA dejando un saldo de 12
muertos y 84 heridos, la mayoría de ellos inocentes civiles. Aquello evidenció
los propósitos asesinos de la banda.
La llegada de la democracia
y las libertades, contradiciendo lo
esperado, auspició un auge del terrorismo. Eta, que en un principio atracara
bancos para conseguir dinero con que comprar armamento, comenzó la lucrativa táctica
de extorsionar y secuestrar a empresarios vascos, exigiendo altas sumas de
dinero por sus vidas y las de sus familiares. Algunos de ellos fueron
ejecutados. Muchos se trasladaron con sus empresas y familias a otras
comunidades.
Entre 1978 y 1980 hubo un gran despliegue de actividad terrorista siendo, en ese lapso, asesinadas 234 personas. Progresivamente la violencia y agresividad de la banda se fue incrementando dejándonos décadas de sangre e iniquidad.
Comunicado de ETA frente a la televisión, reivindicando la autoría de algún atentado |
Portada del diario ABC |
Y aquí finaliza esta sinopsis de las raíces y de las actividades de ETA
hasta 1986. En este 1987, en el que transcurre el nuevo capítulo de mi vida, sus
más despiadados crímenes aún estaban por suceder. Por desgracia su
nombre volverá a surgir en mis narraciones pues me será
imposible hablar de España sin levantar airada la voz contra sus actos de incomprensible
barbarie.
Como anticipé al
comienzo de esta Instantánea, Al ritmo de
un blues, aquel año empezó para mi de mala manera. Una mañana a
finales de enero, recién finiquitado mi contrato con el music-hall, mi madre me
anunció a gritos desde su lecho que los dolores no la dejaban ponerse en pie.
Ya he contado que la artrosis y la osteoporosis maltrataban su cuerpo desde hacía tiempo, pero
siempre había soportado con estoicismo los dolores en sus frágiles caderas y el
sufrimiento de unos dedos, tan hábiles antaño, que se le iban
retorciendo de manera angustiosa. Así que llamamos a un médico de urgencia de la
Seguridad Social. El hombre, que no tardó demasiado en llegar, le preguntó si
había tenido una caída y ante la respuesta negativa dictaminó que sus males eran reuma, artrosis y “mimos”, haciéndome prometer que la obligaría a moverse o su
futuro cercano era apoltronarse y quedarse en la cama para siempre.
Con mi madre en su primera salida tras el accidente |
Nunca me perdonaré esos días en los que, obedeciendo las instrucciones de aquel “doctor poco docto” la forzaba a moverse por la casa entre conmovedores ayes. Aquello no resultaba normal en absoluto. Mi madre era una mujer de una entereza y una claridad mental admirables y observando esos ojos llorosos, en los cuales se reflejaba un dolor insoportable, supe que algo muy malo estaba pasando. Así que decidí trasladarla a urgencias del Hospital de la Paz y tras examinarla el traumatólogo ordenó su inmediato ingreso.
Un mes tardó en salir
de allí. Tras las radiografías el dictamen fue que tenía una fisura
en la cadera izquierda, que el único tratamiento era reposo absoluto y que, de
haber yo seguido forzándola a caminar, aquello se hubiese convertido en una
fractura mucho más difícil de soldar. No cabía en mi corazón tanto sentimiento
de culpa. Pasé a su lado la mayoría de las horas de los treinta días que duró
su hospitalización.
Durante ese tiempo
recibí un par de ofertas de trabajo que no acepté alegando que mi madre estaba
ingresada y que me necesitaba, sin sospechar que personas mal intencionadas habían
decidido convertir aquel rechazo, aquella imposibilidad circunstancial en algo
permanente.
A finales de febrero
mami ya estaba en casa, aún incapaz de moverse sin ayuda pero llena de
esa fortaleza que siempre la había caracterizado. Hasta tal punto me sentía
responsable por ella que rechacé también una propuesta de Rafael Gil: protagonizar su
próxima película. Eso significaría un mes ausente de mi hogar durante
prácticamente todo el día y no concebía la opción de contratar a
alguien por horas y tener que dejar a mi madre
tanto tiempo en manos de una desconocida, por más cualificada que estuviese. Y como Jesús, a pesar de su indiscutible buena
voluntad, no iba a abandonar el trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a la
labor de enfermero y lazarillo, decidí hacer de esos menesteres mi profesión
durante el tiempo que fuese necesario.
La cuestión es que un
par de meses después, cuando mi madre ya podía moverse con la ayuda de un andador y recibir esas
visitas de mis amigos que tanto la estimulaban, uno de ellos me contó que algo
turbio se estaba urdiendo a mis espaldas. Se había corrido la noticia entre la profesión
de que yo ya no quería trabajar. Es decir, ¡que pretendían
retirarme! Me comuniqué entonces con algunos directores y productores, asegurándoles que deseaba ardientemente regresar al
trabajo. Les informé que solo había un problema: de ahora en adelante; esas
largas giras fuera de Madrid se habían acabado para mí. Y me
dispuse a esperar, pues era plena temporada y todos los proyectos estaban ya en
marcha. Pero llegó el mes de junio sin que el teléfono sonase. Estar lejos de
los escenarios o los platós resultaba una verdadera tortura. Los días se me
hacían interminables.
Y de esta manera empezó una de las experiencias más agradables de mi carrera.
En dos sainetes: izquierda con Pepe Álvarez y derecha con Pepe Ruíz |
No hay nada más
satisfactorio que trabajar en un ambiente de perfecta camaradería, cosa que no
sucede con demasiada frecuencia, sobre todo en un grupo tan amplio como el que
formaba la compañía. Pepe Álvarez y Pepe Ruíz, los “cómicos”, aparte de su calidad como
actores, resultaron poseedores de aún mayor calidad humana, Marga Herrera, la joven vedette, era una belleza de
cuerpo estilizado y de una ternura muy difícil de encontrar en ese medio, Amparo Bravo tenía un preciosa voz y
derrochaba juvenil encanto, y el ballet Fiesta estaba compuesto por diez
bailarinas jóvenes, simpáticas y colaboradoras. También estaban Gustavo y Andrea, hijos de Masulli, que hacían de entusiastas comodines.
Dos de mis números musicales |
Masulli, coreógrafo de teatro y televisión
desde hacía décadas, los dos Pepes, y yo nos dedicamos en cuerpo y alma,
durante el escasísimo tiempo de 20 días, a componer el espectáculo, buscando sketches de los mejores autores del
género y seleccionando la música. Fue una labor ardua y conjunta que tuvo un precioso resultado.
Con parte del ballet en el inevitable número de las prostitutas. |
Utilizamos play backs de canciones conocidas y pegadizas de Algueró y Luis Aguilé, tomamos los mejores sainetes de especialistas en el género como Vizcaíno Casas, Jorge Llopis y Adrián Ortega, Masulli montó números musicales con la calidad que le caracterizaba y el resultado fue una especie de patchwork de muy buen gusto que acabó encandilando al público de revista y atrayendo al de comedia. Y digo esto pues el espectáculo, de título “Y si encuentra algo mejor…”, pensado para cubrir tan solo los meses de verano julio y agosto en el Calderón, tuvo tal aceptación que logró desplazar la programación que seguía un par de meses.
Los Pepes y yo disfrazados de los hermanos Marx |
La apoteosis final entusiasmaba al público. Salíamos los Pepes y
yo cantando y disfrazados de los Tres Hermanos Marx.
En un momento determinado
yo, que hacía de Harpo, oculta por las bailarinas que desfilaban delante de mí,
desaparecía de la vista del público, reapareciendo en un segundo hecha una
vedette del Follies Bergere, con el
mínimo de ropa cubriendo mis partes más púdicas y rodeada de plumas. Aquello
alborotaba al público. Así terminaba cada una de esas funciones en las que
tanto disfrutábamos público y artistas.
Como no estaba prevista gira alguna,
principal razón por la que había aceptado el trabajo, el último día en Madrid
fue también el de la disolución de la compañía. Para nuestra general tristeza.
Toda la compañía en la apoteosis final. De izquierda a derecha en primera fila, Andrea Masulli, la vedette Marga Herrera, Pepe Álvarez, yo, Pepe Ruíz y a su lado Amparo Bravo. |
No podéis imaginaros la satisfacción que me produce terminar este capítulo
inmersa en la música, con aires de fiesta, radiante de éxito, rodeada de la
mejor compañía y en el paraíso de los
faranduleros: el escenario.
Fotos del espectáculo; Jesús Alcántara
Fotos del espectáculo; Jesús Alcántara
Necrológica.
Añadir leyenda |
El mundo de la
cinematografía y el teatro están de luto. Dos grandes figuras, dos ídolos han
dejado este mundo. Peter O´Toole, irlandés, inició su carrera en el prestigioso
Bristol Old Vic donde se destacó como
intérprete de personajes shakespearianos. En su paso al cine nos dejó interpretaciones
inolvidables como Lawrence de Arabia,
Becket o ese film junto a Katharine Hepburn que nunca olvidaré, El león en invierno. El amor a su
profesión fue tal que continuó en ella hasta prácticamente el final de sus
días, ocurrido el día 14 del presente.
Añadir leyenda |
Por otra parte, el
pasado domingo, en California y a los 96 años, murió la mujer que poseía la
imagen más dulce de Hollywood en las décadas 40 y 50: Joan Fontaine. A pesar de
que será siempre recordada por su papel de Rebeca
fue por su interpretación en Sospecha,
ambas dirigidas por un Hitchcock recién llegado a Hollywood, que recibió el
Oscar a la mejor actriz. Entre sus películas más exitosas están Jane Eyre y ese melodrama que tanto me ha
hecho llorar cada vez que lo he visto; Carta
de una desconocida.
Supongo que los
cinéfilos celestiales estarán de plácemes ante dos arribos tan prestigiosos.
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