sábado, 12 de enero de 2013

Instantánea 58 - Nunca llovió que no escampara (2ª parte).

La guerra de Vietnam
Comprensiblemente, ese año 1968 pasó casi desapercibido para mí en lo que a sucesos mundiales se refiere. Por ejemplo, no me enteré de que el ataque de soldados del Vietcom a la embajada americana en Saigón había encendido aún más el fuego de aquella guerra que duraba ya desde el año 64, enardeciendo al límite los ánimos patrióticos de los norteamericanos, o de que en Checoslovaquia se estaba desarrollando la hermosa  Primavera de Praga.  En esos momentos todos mis esfuerzos se centraban en intentar sobrevivir y en digerir los múltiples nuevos acontecimientos que me golpeaban desde los cuatro puntos cardinales de mi nueva vida.  Estos sucesos habían tenido lugar  en el mes de enero, uno de los periodos más negros de mi existencia.

En el mes de febrero, en la Biblioteca Nacional de España se había descubierto un volumen de 700 páginas con anotaciones y dibujos realizados por el propio Leonardo da Vinci. Pues bien, a pesar de la cercanía y la importancia cultural del hecho, tampoco me había enterado. Problemas de mi absoluta concentración en superar el día a día.
Martin Luther King

En abril y en EE.UU., un tal James Earl Ray asesinaba al líder negro Martin Luther King  provocando una reacción mundial de rechazo. Mis   circunstancias me hicieron no darle la justa importancia a tan tremenda noticia ni  detenerme a contemplar sus posibles consecuencias.

Pero cuando en abril la cantante Massiel ganaba el festival de Eurovisión con el La La La, de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, fue tal la repercusión nacional del hecho que resultó imposible no enterarse. Sobre todo por lo rocambolesco de la historia. Resulta que el artista escogido para acudir al festival había sido Juan Manuel Serrat, un cantautor catalán.  Según se comentaba, el cantante había exigido interpretar la canción en el idioma de su comunidad, Cataluña, a lo que los organizadores españoles se negaron, decidiendo pasarle la gran oportunidad a una vocalista  nada exigente en esos momentos; Massiel. 
París. Mayo de 68

En Francia, una revolución universitaria, seguida de huelgas generales, conduciría al famoso Mayo Francés que iba a conmocionar al mundo y pondría de moda frases como “prohibido prohibir” o “la imaginación al poder”. Tan solo  leves murmullos de esto llegaron a España, pues  a la dictadura de Franco no le interesaba hacer públicas  noticias libertarias. Como estaba descubriendo, en este país también existía la diabólica censura.

En junio, en Norteamérica, Shirhan Shirhan disparaba al senador Robert Kennedy, hermano del también asesinado J.F.K. Robert moriría al día siguiente, dando esto  inicio a la leyenda sobre la "maldición de los Kennedy", en España la banda terrorista ETA cometía su primer asesinato en la persona de J. A. Pardines Arcay. (El primero en una lista  de crímenes que llegaría a ser  abrumadora).

En agosto las tropas soviéticas invadían Checoslovaquia, poniendo así un drástico fin a la Primavera de Praga. Otro sueño de libertad aplastado por los tanques.

Invasión de Checoslovaquia
Y en diciembre el Apolo VIII entraba en órbita lunar convirtiendo a sus tripulantes, los astronautas F. Borman, J. Lovell y W. A. Anders, en los primeros seres humanos que veían la cara oculta de la luna.  También en ese mes fallecía el gran escritor John Steinbeck, ganador del premio Pulitzer y autor de novelas que tanto me habían impactado como Las uvas de la ira o De ratones y hombres.



El dúo dinámico y Juan y Junior
Pero me temo que, por  aquellos tiempos me sentía obligada a estar  informada sobre todo del mundo musical en España, Había en esos momentos  estupendos grupos como Los canarios, Los Pop Tops, Los bravos o Los pekenikes, dúos como Juan y Junior o Manolo y Ramón, de nombre artístico El dúo dinámico, cantantes de esplendidas voces como Mikaela o Rosalía y jovencitas entrañables como Karina, Marisol o Rocío Durcal.

Karina, Marisol y Rocio Durcal

Las canciones que arrasaron en ese año fueron Hey Jude, de los Beattles, Light my fire, de José Feliciano,  Delilah, de Tom Jones y una Guantanamera que yo incluía en mis actuaciones siempre que podía y a la que incorporaba, para delicia del público, varios de los Versos Sencillos de José Martí.

Y en el cine, el séptimo arte,  se estrenaban películas memorables como El apartamento, con Jack Lemmon y Shirley Maclain, Belle de Jour, con una bellísima Catherine Denueve, la sobrecogedora La semilla del diablo (Rosemay´s baby), con Mia Forrow, la revolucionaria Barbarella, con Jane Fonda o la conmovedora Charly, protagonizada por un magnífico Cliff Robertson. En España el cine, salvo en el caso  del musical lleno de buenas intenciones de los Bravos, Dame un poco de amor, seguía siendo de una mediocridad aplastante. Raphael, ese cantante de hermosa voz que tanto habíamos admirado los cubanos, rodó un film, El golfo, que resultó un éxito de público pero un fracaso a nivel de crítica.


Mi vida seguía en su proceso de mejoría. Las relaciones humanas y laborales con Giannini funcionaban muy bien y el círculo de mis amistades se iba ampliando. (Ver instantánea 57). Durante ese año Ramón (ver instantánea 53) me había presentado a Mariana Bobadilla, hija del dueño de las bodegas del Coñac 103, una mujer hermosa en todos los sentidos de la palabra, con tres preciosos hijos y un marido belga por desgracia demasiado aficionado al elixir familiar. No todo iba a ser perfecto. Estoy segura que nuestra amistad seguiría vigente si no hubiese sido por la absurda y desorbitada inclinación que aquel individuo desarrolló por la “artista cubana”.   Ese fue el motivo por el cual, para evitar un conflicto familiar que ni Mariana ni sus hijos merecían,  en cierto momento  decidí poner distancia de por medio, corriendo el riesgo de que por ello me tacharan de  ingrata. Ramón y Jesús, conocían mis motivos pero les hice prometer absoluto silencio al respecto. Y así fue.

El día 24 de diciembre llegó y, siendo una fecha familiar y religiosa, la pasé con los Ortega. (Ver instantánea 50). El hecho de que estuviese trabajando y manteniéndome sin ayuda de nadie había logrado granjearme su respeto y justificado mi renuencia a aceptar cualquier opción laboral no relacionada con mi profesión.  Mi primo Oscar y su novia brillaban por su ausencia, lo cual, confieso,  no me causó disgusto alguno. Ese año, para él, las navidades correspondía pasarlas con sus padres en Costa Rica.

El fin de año de 1968 estuve en casa de los Bobadilla y, entre risas y bromas, Mariana, sus dos hermanas y su marido, que aún no había enseñado las garras, los tres preciosos niños, Ramón y yo,  nos atragantamos, como es menester, con las doce uvas.  Aunque mi corazón  lloraba de añoranza por mis seres queridos de Cuba, siendo nuestra correspondencia bastante frecuente y percibiendo en sus cartas la alegría que mis pequeños éxitos les causaban, aquella noche mi pena fue más llevadera. Ellos sabían, sin duda alguna,  que mi empeño en traerlos a España era cada día más fuerte.

Si en mi desglose de aquella noche  echáis en falta algún nombre importante no os preocupéis. En mi próximo capítulo os narraré los eventos y aventuras que ese año viví con un Jesús Alcántara que cada día era más importante para mí..
Foto de la obra Genusie, (Lola y la campana). Cuba 1966

PD. Acabó de recibir, de Jorge Cao, actor cubano  que se ha convertido en estrella de telenovelas latinoamericanas,  compañero y querido amigo en Cuba, una foto entrañable, constancia de mis  tiempos en la isla. La función, Genusie, (Lola y la campana)  de René de Obaldía, dirigida por Rubén Vigón para su sala Arlequín, había contado con un espléndido reparto, Miguel de Grandy, Jorge Cao y yo, en la foto, así como con la maravillosa María de los Ángeles Santana como primera actriz. Aunque extempore quiero incluirla en este blog en homenaje a tan grandes actores y a ese devoto y culto hombre de teatro; Rubén Vigón.
Gracias, querido Jorge.

´Próximo capítulo: De como, verdaderamente,  "el amor es un potro desbocado".

2 comentarios:

  1. Tantas cosas pasaron ese 1968, (estaba mirando la tv vi cuando mataron a Bobby Kennedy) yo cumplia 18 años y llevaba exilada seis, ya voy para 51, los años vuelan querida Yolanda y tu historia cada vez mas entretenida, pero ay hija las que pasastes, bueno nadie a dicho que la vida es facil verdad?

    Espero el resto de tu vida con anticipacion.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Quizás las vicisitudes que viviste entonces y tu añoranza por regresar a Cuba te impidieron disfrutar del lado más tierno y despreocupado de aquellos años, como fueron para mi y muchas chicas de mi generación "El Golfo" y todas las canciones y películas de Raphael. Recuerdo que fue en el 68 cuando asistí a su primer concierto en mi país, en medio del exitazo generado por esa película y las anteriores.

    ResponderEliminar